viernes, 15 de febrero de 2013

Madan Senki Ryukendo: Villanos (Doctor Gusano)



El presente texto ya fue publicado en su momento en la sección Personaje del Mes. No hay nada que añadir y nada se ha cambiado del texto, salvo la despedida final para adecuarla a la serie de textos de la cual ahora forma parte. Sin más…

Si con una sensación me quedé tras finalizar Madan Senki Ryukendo es que el individuo que hoy nos ocupa era alguien leal, trabajador, con las ideas claras y honrado. Y feo de narices. Aparte de que el nombre no es que ayudase mucho. Es el que se encarga de la creación de las Bestias Demoníacas y su meta la tiene bien definida: reunir suficiente energía Minus para revivir a Dai Maou-sama, su líder.

He dicho “honrado”, y eso no esta reñido con la villanía. Me refiero a que pasa por ciertas situaciones, siempre sin rendirse, y con una actitud que en un héroe lo harían admirable. Pero como es un villano, resulta cansino. Su peor momento es cuando muere (de manera definitiva) Rock Crimson, su único y mejor amigo.

El capitulo dedicado al funeral es definitorio de la actitud de los villanos (entre otras escenas, pero aquí es donde mejor se ve). Su final no viene de mano de los héroes, por cierto, Su lealtad y determinación le llevan a sacrificarse para con sus ultimas fuerzas, revivir por fin a Dai Maou-sama.

Se puede decir que le cogí cariño. El Doctor Gusano es uno de esos villanos cascarrabias a los que uno no puede evitar animar. Porque hay veces que los otros malvados le llevan por la calle de la amargura. Por ejemplo, Lady Gold no cesa de usar su pedestal (que no altar) de invocación como asiento. El Barón Bloody lo trata como si no fuera nadie, y Jack Moon se limita a ignorarle y llevarle la contraria.

El va a lo suyo, sin molestar a los demás. Reúne energía Minus, dirige a los Tsukaima, y monta en cólera cada vez que los Guerreros Madan le derrotan. Lo cual ocurre casi a diario. Un villano sencillo y clásico en sus metas. Y feo, creo haber dicho. Pero con cierta simpatía, aunque si os cruzáis con él, ruego que salgáis corriendo en dirección contraria de inmediato.

Y en la próxima entrega…

¡Nos leemos!

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