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Todo aficionado a las series Súper Sentai, y Kamen Rider lo sabe. Al tokusatsu en general, lo sabe: Existen las versiones occidentales de estas series. O mejor dicho, existen estos delitos. Porque lo tienen y mucho. Demasiado a veces. En el caso de Power Rangers, bien, ya hablé del mismo en los inicios de
Hoy toca hablar de otro crimen tokusatsu aun mayor. ¿Os suena VR Troopers? Es una serie que se emitió aquí en España hace ya años. Pero no estaba versionando una serie japonesa. No. ¡Tres series! ¡Tres! Todas pertenecientes a la franquicia Metal Heroes: Choujinki Metalder, Jikuu Senshi Spielban y Uchuu Keiji Shaider. Hace falta valor, mucho valor. U osadía, atrevimiento, llámese como uno quiera.
Este no fue el reparto pretendido sin embargo. En un principio, la serie iba a titularse “Cybertron”. Imagino que los dueños de los Transformers avisaron al personal de Saban: “eh, eh, que ese nombre tiene dueño, señores”. El héroe iba a ser encarnado por Jason David Frank (Tommy Oliver en Power Rangers), y de hecho iba a ser un héroe en solitario contra el villano. he aqui una muestra de como iba a ser semejante atrevimiento:
Este además iba a tener un hijo, rival en las artes marciales. Y Tao, el sensei del dojo, iba a tener un papel más activo como mentor del héroe. Tarea que asumió al final el Profesor Hart. Al final la cosa tuvo una serie de cambios considerable. La serie, por fortuna, duro solo dos temporadas. Pero no por falta de audiencia. Aunque tampoco hubiera sido de extrañar.
Porque esta serie es… me tengo que contener, pero es que hay elementos que en un juicio serian un agravante capital tras otro. La mezcolanza de metrajes originales tuvo una consecuencia casi inmediata: su agotamiento. En este caso además no se rodó metraje nuevo para la versión USA (como en el caso del famoso metraje Zyu2 para las primeras temporadas de Mighty Morphin Power Rangers).
¿Consecuencia? La reutilización una y otra vez de las mismas escenas de archivo en los capítulos. Y cuando digo “las mismas”, es eso. Del principio al final. Llega un punto en el cual el espectador sabe lo que va a pasar. No porque tenga un guión previsible, que va. Si no porque tal repetición ya pone sobre aviso de una descaradísima manera. “Eh, tu, si tu. Mira, ahora el ataque aéreo. Y después la panorámica dese una vista superior del enemigo, y... caramba,¿Cuántas veces ha estallado ese enemigo en lo que va de capitu... perdon, de temporada?”.
Y así capitulo tras capitulo. No exagero para nada aunque lo parezca. Desde luego hay series originales con defectos. Sin duda. Pero al menos son eso, originales. No copias. Y malas por añadidura. Ah, y la mascota cómica por excelencia. El perro parlante. Parlante y tonto. Me gustan los perros. Me caen bien. Pero este se hacia mas veces que menos de un cargante increíble.
Los secundarios, esos si que dan ganas de borrarlos, aniquilarlos y echar sus restos al viento (la papelera no se merece un trato así). Mención especial para el director del periódico en el que trabaja la chica del grupo. Me niego a calificar su estado mental por respeto a quienes puedan padecer tal problema a este lado de la pantalla.
La serie no duró mucho, solo dos temporadas, como ya he dicho. Y porque en este caso se les acabó el metraje original en dos patadas (o rodajes, como gustéis). Pero si creéis que esto ha acabado, estais muy equivocados. El mes que viene tendréis una segunda entrega de los Crímenes Tokusatsu. Con uno anterior a Power Rangers. Solo avanzo esto: el título es… ¡en alemán!
¡Nos leemos!