En la anterior
entrega comenté que hay una organización, Under Anchor, que se dedica a
prevenir y combatir los crímenes relacionados con la Red. No pocos episodios
tienen que ver con esto... Pero no todos. No quiero dar detalles y desvelar la
trama. Pero puedo decir que hay episodios centrados en la vida personal del
protagonista. Sin llegar a caer en el culebrón ni el drama, lo cual se agradece
no poco. Dos capítulos en concreto son puro surrealismo. Y uno podría ser parte
de una serie del estilo de Twilight Zone o Expediente X.
La atención está
repartida de forma más o menos equitativa y hay personajes recurrentes fuera
del círculo de Under Anchor. ¿Trama de fondo? Poco a poco. Las primeras
semillas se plantan de un modo que no es hasta cuando se hace todo más evidente
que decimos «Vaya, así que esto era por aquello otro...». Y si se permite, es
una trama de fondo aterradora.
No, no hay
villano recurrente. No en el sentido tradicional del término, al menos. Pero si
hay alguien a quien es inevitable odiar y se le desea ver aplastado, derrotado
y humillado. ¿Sucede? ¿Logra quedar impune? Eso, por una vez me lo callo. Es un
tópico, pero no menos cierto que hay que verlo.
Lo bueno es que
en la casi cincuentena de episodios que dura la serie sería muy raro que no
hubiera uno del que no pudiéramos decir «este. Este es el mío. Mi favorito.»
Mañana...
Empezareis a conocer a los agentes de Under Anchor. No faltéis.
¡Nos leemos!
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