¡Bienvenidos! hoy empezamos una serie de textos dedicados
a los enemigos de Seijuu Sentai Gingaman, los Piratas Espaciales Barban. En
este caso nos encontramos con unos villanos que suponen una vuelta a métodos y
motivos más de la vieja escuela. Un grupo que pertenece al tipo de «liberados
tras milenario encierro». Pero vayamos por partes.
Todo empieza 3.000 años antes del inicio de la serie. Tras
haber arrasado innumerables planetas por todos los rincones de la Vía Láctea,
los Barban llegan a la Tierra. Como ya es tradición, se topan con un inesperado
(para ellos) grupo de defensores. Los Gingamen. Son vencidos y sellados en lo
más profundo del océano. Todo está en paz...
¿O tal vez no?
3.000 años después de esta batalla, el sello es roto y las
fuerzas de los Barban emergen de nuevo dispuestos a llevar a cabo su plan
original: Arrasar la Tierra y todo lo que en el planeta existe. Pero entre su
propósito y ellos se interpone la 133ª generación de Gingamen. Parece que de
nuevo sus planes se topan con el mismo obstáculo que a su llegada.
Desde su fortaleza Arakure Mutekijō, situada en el
lomo de Bestia Espacial Daitanix, lanzan sus cuatro grandes ejércitos contra la
humanidad... y solo los Gingamen se interponen entre ellos y sus planes.
Como ya he dicho, unos planes de la vieja escuela.
Sencillos, simples. Sin más complicaciones que el tener a los héroes
entrometiéndose una y otra vez en los mismos. El detalle que lo hace
interesante es que se enfrentan a los presentes miembros de una dinastía
heroica que ya les derrotó en el pasado. Otro elemento a destacar es Daitanix:
nació en un planeta contaminado, que resultó ser el mundo natal del Capitán
Zahab. Y pretenden llevar a cabo sus planes despertándola...
En los sucesivos días, os presentaré a los más destacados
miembros de esta flota pirata. No os acerquéis a ellos si los veis. Son
extremadamente peligrosos y no tienen escrúpulos.
¡Nos leemos!
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