Super Sentai (36): Tokumei Sentai Gobusters (2 de 18)

Gobusters es, ante todo, una buena serie. Muy buena. No las tenía todas conmigo, porque después de Kaizoku Sentai Gokaiger era difícil y mucho estar a la altura. Pero, y yo mismo caí en él, era un error comprar ambas series. Una es la mejor celebración televisiva de una franquicia que he visto. ¿Y su sucesora? Una buena serie. Digna continuadora de la tradición superheroica que representa.

¿Que tiene que la haga tan buena? No se limita a una única razón. El concepto de los Buddyroids. Que uno de ellos sea de hecho miembro del grupo y no un simple ayudante. La aparición estelar de Ichiro Mizuki (y el que ponga voz a uno de los dispositivos usados por el grupo). Como opinión puramente personal: Que el motivo de dos de los personajes sea un conejo. Era algo que llevaba tiempo esperando.

Los escenarios. Gobusters ha tenido lugares que, si no son la primera vez que se han visto en un Súper Sentai, poco les ha faltado. Los villanos. Sobre todo Enter. Hacia tiempo que un villano no se hacia tan odioso. Esos falsos modales teñidos de arrogancia, soberbia y megalomanía. Cuando se le acaba la paciencia es cuando deja ver su autentico carácter. No llega al nivel de Radiguet de los Vyram. Pero tiene ese punto de desprecio hacia los héroes que lo convierten en un buen villano.

Pero, para no alargar en demasía estas líneas. Y lo que sigue es una opinión totalmente personal, advierto. Lo que tiene Tokumei Sentai Gobusters, repito, son detalles. Pequeños elementos que gustan que están puestos en el momento, lugar adecuados. Todo ello unido logra crear eso tan difícil que es la atmosfera que una historia así necesita. Podría estar líneas y más líneas citándolos uno por uno. Y me he dejado muchos que quería mencionar en el tintero.

¿Defectos? Por supuesto, no está libre. Y hay uno en concreto que citaré en cuanto llegue el momento, lo aseguro. Lo plano de Escape. O que a veces se nos vuelva a recordar sn mucha razón el carácter de cada personaje. Pero como un todo, merece la pena. Y si no mereciera la pena, no la recomendaría.

Mañana conoceréis a los miembros del grupo. Y hay cada uno...

¡Nos leemos!