Cozumel. O
En ese momento comienza la aventura:
Una vez lleguemos a la playa (que tendremos que visitar en mas ocasiones), llegaremos vivos… y desnudos. Lo hemos perdido todo, literalmente. Y así dan comienzo nuestras andanzas en Cozumel: debemos aguzar nuestro ingenio para conseguir un medio de salir de la isla y continuar como podamos con nuestro viaje.
Conoceremos a muchos personajes: el borracho, Zyanya, la prostituta, el ruin Big Turk, Kuill, el cargante y cagón loro (pero entrañable a su manera), el inaguantable Maccacus Cognazus (simio cargante donde los haya)… Y la peligrosísima Ix Chell, diosa maya.
Cozumel difiere de lo típico en otras aventuras en ciertos rasgos: Podemos vagar libremente entre las dos cargas de la aventura. En lugar de clave, llegados a la “zona de paso”, hemos de grabar nuestra posición en cinta (si usamos un emulador, hay maneras de hacerlo en una “cinta virtual”) y cargarla de nuevo al inicio de la segunda parte. Sin embargo, solo seremos capaces de completar la aventura si en la primera parte hemos conseguido 50 puntos. Señal de que tenemos todo lo que nos hace falta y no hemos dejado asuntos pendientes de resolución.
La puntuación se indica en la esquina superior derecha de la pantalla, indicando cuantos puntos tenemos del total. A la izquierda se nos muestra el titulo o nombre de la zona donde nos hallamos en ese momento. Los gráficos… buenos, sin más. Una mención especial, eso si, para la plaza de San Marcos.
La aventura es agradable de jugar, y la interacción con los personajes es esencial para avanzar. Además, se agradece una aventura tan poblada respecto a otras. No es difícil, pero tampoco fácil. Recomendable para quien ya haya jugado un par de aventuras y quiera sumergirse en una saga completa.
Como curiosidad, destacar que en Microhobby se incluyó una demo con la cinta de portada. Lo peculiar es que llegados a un punto concreto del mapa, podíamos ver como el resto de la aventura se estaba construyendo aun y a los personajes estudiando sus guiones.
¿Mi opinión personal? Una de las aventuras que con más cariño recuerdo y que siempre tengo presente cuando hablo de mis obras favoritas en castellano.
Y mañana conoceréis… ¡los Templos Sagrados!
¡Nos leemos!
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