La Horda Sin Rostro

Los grandes olvidados. Aquellos de quienes casi nadie se acuerda. Y sin embargo, poseen un importante papel en la historia de los Súper Sentai.

Los soldados de a pie, los sicarios menores, la infantería que se cuenta por miles. La anónima Horda Sin Rostro. Los infantes de a pie de los villanos son importantes. Su tarea es demostrar lo magníficos que son luchando los héroes cayendo por decenas frente a ellos.

No se enfrentan a ellos día tras día, por supuesto. De hecho, lo normal suele ser que tengan presencia en los primeros capítulos. Lo necesario y justo para mostrar el comportamiento en combate de los héroes. O formando parte de algún plan. Luego, sus apariciones se hacen más esporádicas llegando a desparecer por completo de muchos episodios.

Una explicación dentro del contexto de la serie es bien sencilla: El villano de turno no es tan imbecil como parece en ocasiones y no quiere desperdiciar tropas que por otra parte no logran nada frente a sus enemigos. Ya tiene cierta idea de cómo actúan en la lucha y puede emplear agentes más poderosos (en teoría).

La Horda Sin Rostro es pues, una suerte de heraldo. O más bien de señal que dice ¡Eh! ¡Los héroes van a lucirse sin sufrir mucho! Contribuyen a la saga de los héroes. Tienen un papel que después de todo es importante. Demostrar su valía y el poder de sus técnicas de combate. De las más habituales. Ayudan a definir el carácter del héroe.

A veces (y hablaremos de ello en el futuro) puede suceder que alguno de sus miembros, por la razón que sea, se alce de entre la amorfa masa y cambie. Que sea “ascendido” por así decirlo. Pero no es lo habitual. De hecho, este dekaranger sabe solo de un caso a este respecto.

Puede que sean meras armas carentes de personalidad y carisma. Nadie les llora, nadie les felicita. Pero cumplen su cometido y se dirigen a su condenación sin titubear. Porque es para lo que fueron creados y a lo que están destinados de principio a fin: A ser la Horda Sin Rostro.

Material de usar y tirar en cierto modo. Pero eso no evita que se les tenga aprecio en ocasiones. Que se preste atención cada ve que aparecen. Porque, ¿quién sabe si en esta ocasión lograran algo?

¡Nos leemos!