Bien, como prometí ayer, he aquí al retador de nuestro admirado Doctor (no, no ese, me refiero al Doctor Van Halen). Y como podéis ver, es uno de importancia. Peligroso, poderoso, y muy, muy antiguo. Como mandan los cánones misteriosos.
En esta ocasión, nos desplazaremos hasta el corazón y alma del imperio británico: Londres. El reto de un dios no puede ser ignorado. Todo empieza cuado Lord Milton Mortimore nos cita en su residencia londinense. Y cuando llegamos ahí… empieza la aventura.
Todo amante de la aventura debería visitar al menos una vez el Londres victoriano. Y en esta, lo haremos de arriba a abajo (literalmente). Visitaremos algunos de sus lugares mas emblemáticos, y otros que no lo son tanto.
De nuevo, la dificultad no es grande, los puzzles son agradables, y no seria raro terminar la aventura en una única y satisfactoria sesión. Pero las aventuras del Doctor Van Halen no son sobre enigmas más o menos difíciles. Son aventuras atmosféricas, de ambiente logrado con buen hacer fruto de la experiencia.
En cuanto a la trama en si... Una vez más, no puedo decir gran cosa sin desvelar la solución de la misma. Si puedo mencionar que viviremos escenas que parecen sacadas del más tradicional folletín aventurero de época, incluyendo el tener que introducirnos a escondidas en cierto y muy británico edificio.
Este episodio es de transición dentro de la saga. No posee conexiones con la trama de fondo relativa a Hellen Halen, más allá del constante y melancólico recuerdo de ella por parte de su esposo. Es una aventura que supone un descanso de dicho aspecto. Un descanso muy agradable.
Pero no un abandono. Como bien averiguaremos mañana, cuando empiecen a batir… las Tristes Alas del Destino.
Y mañana sabréis a que me refiero. Paciencia, la espera no será muy larga.
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